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    Resistencia Online como organizador colectivo

    Una candente discusión acerca del carácter de la organización revolucionaria a construir atravesó al Partido Socialdemócrata ruso en los años previos a la revolución de 1905.

    Para Lenin, era de suma urgencia orientar la actividad del partido alrededor de un periódico político de alcance nacional que ayudara a vertebrar al movimiento en todo el país. El periódico del partido debía ser “no sólo un propagandista y un agitador colectivo, sino también un organizador colectivo”.

    Ante la tendencia natural a la dispersión en el enorme territorio ruso, los círculos socialistas intervenían aisladamente, con una política principalmente sindicalista dando respuesta a las necesidades inmediatas de las estructuras o regiones donde efectuaban su militancia cotidiana. Lenin planteaba que poner en pie un periódico político nacional debía ser el primer paso, una herramienta fundamental para organizar la actividad partidaria en base a las tareas nacionales.

    Pero además, Lenin batallaba con la idea de que la conciencia de clase es una conciencia que se desprende espontáneamente de la explotación. Para que los trabajadores comprendan su rol histórico, no se trata solamente de conocer que son explotados sino de comprender como esa explotación es la base y afecta todas las interrelaciones sociales. Solidarizándose con otros sectores oprimidos por el mismo enemigo, los trabajadores podrían asumir su rol de vanguardia revolucionaria.

    El periódico como organizador colectivo

    Un órgano que no sólo fuera un agitador colectivo, que no se limite simplemente a difundir ideas, sino que además sea un verdadero “organizador colectivo” de esa vanguardia partidaria y de los sectores ligados a él. Ese era el proyecto de Lenin.

    El trabajo con el periódico en las estructuras, forjaría un vínculo de la política general del partido con la vanguardia, superando el estrecho economicismo y estructurando la relación en función de una ampliación de miras desde una perspectiva revolucionaria, tomando posición ante los principales problemas políticos que atravesaba el país.

    A través de su lectura y discusión, los militantes se formarían ideológica y políticamente. También formarían a la vanguardia revolucionaria en esa perspectiva. Pero además, el garantizar el periódico, su distribución, lectura, difusión y discusión en el contexto de la constante represión del zarismo, obligaría al partido a montar una red de agentes conspiradores, entrenados en el oficio clandestino ligado a la tarea de impresión, distribución y lectura del periódico, generando una red de colaboradores clandestina de gran envergadura.

    Como los andamios que delimitan y ayudan a los obreros en la construcción de un edificio, el periódico político ayudaría a conformar la fuerte organización política de combate para el asalto final, la toma del poder político por parte de la clase trabajadora bajo la dirección del partido revolucionario.

    La crisis de perspectiva socialista

    En la actualidad, hay que reconocer que vivimos bajo las numerosas dificultades que presenta la llamada “crisis de perspectiva socialista”. La caída de la ex URSS representó un punto de apoyo fundamental para la propaganda capitalista del “fracaso” del socialismo y el llamado “fin de la historia”. La revolución, y, por consiguiente la construcción del partido revolucionario, estarían bajo esta mirada “fuera de la agenda histórica”.

    En este contexto, el activismo actual se caracteriza, en parte, por todo tipo de prejuicios hacia los partidos políticos y hacia la política en general. Sin embargo y como contrapartida de esto, la nueva crisis capitalista plantea un recomienzo histórico en las experiencias de lucha de los explotados y oprimidos.

    En los últimos años, cientos y miles de jóvenes comenzaron a entrar a la vida política en todos los continentes. Al calor de los diversos procesos de rebelión en el mundo árabe, las rebeliones en latinoamérica, los movimientos de indignados, la rebelión en Chile, la resistencia contra el golpe en Perú, entre otros procesos del actual ciclo, la situación mundial ha comenzado de a poco a plantear el cuestionamiento (aunque aún sólo de manera potencial) del statu-quo del imperio mundial de la democracia burguesa como única perspectiva.

    Hay impresa en la actual situación giros bruscos y tendencias hacia la polarización. Primeramente, esta polarización se expresa en las crecientes tensiones geopolíticas entre las naciones. El punto más álgido de esto fue, hasta ahora, la guerra en Ucrania, pero mañana los desarrollos podrían generar verdaderas situaciones revolucionarias.

    Recuperar el leninismo

    Queda planteada la tarea estratégica de recuperar la tradición leninista para las nuevas generaciones, construyendo fuertes partidos revolucionarios con influencia orgánica entre amplios sectores de trabajadores y jóvenes que peleen por que los explotados y oprimidos recuperen la perspectiva de la lucha por el socialismo. Pero esto no es algo que se pueda hacer en el laboratorio, por fuera de los acontecimientos reales.

    No es un problema solo de propaganda ideológica y política. El desarrollo de las organizaciones revolucionarias está dialécticamente ligado a la experiencia de lucha de los trabajadores y el pueblo. Sin un proceso de radicalización política a nivel general que ponga en crisis el conjunto del sistema y que impulse al pueblo a las calles, no hay posibilidad de que las amplias masas viren hacia posiciones revolucionarias.

    Es tarea de las organizaciones de izquierda acompañar ese proceso, dando las peleas políticas planteadas en cada etapa del desarrollo histórico. La perspectiva: forjar esos fuertes partidos de vanguardia sin ceder a las presiones regresivas del período.

    Las nuevas herramientas

    Las nuevas derechas “outsiders” del mundo se han valido de todas las nuevas herramientas para instalar su nefasto sentido común. En parte gracias a ello han ganado para sus ideas a gran parte de las nuevas generaciones.

    Los socialistas debemos utilizar todos los medios a nuestra disposición para contrarrestar el veneno ideológico de los reaccionarios y pelear por nuestras perspectivas, pero no debemos olvidar el rol de organizador colectivo que asignaba Lenin a la prensa partidaria.

    Por ello es que los medios digitales revolucionarios no deben limitarse a publicar noticias. Nuestro objetivo es, incluso con las características propias de la digitalización, generar lazos políticos lo más orgánicos posibles con nuestra audiencia y nuestra clase.

    Construyamos una red alrededor de Resistencia Online

    Las campañas de suscripción pagas, los newsletter y los grupos de difusión son esenciales. Debemos crear un vínculo único con nuestros lectores, haciéndolos parte de la tarea de pelear por una nueva perspectiva socialista.

    Las campañas de suscripción económicas son el índice más estable para medir la influencia real de un órgano político. No se trata de visitas, que pueden ser favorecidas o no por el algoritmo, sino de trabajadores, jóvenes, simpatizantes, de carne y hueso, que aportan parte de su esfuerzo cotidiano para que exista un proyecto que defienda sus intereses, independiente del Estado y las empresas y partidos capitalistas.

    Si Resistencia Online logra hacerse de un grupo amplio de colaboradores, podrá en el futuro ser un factor organizador con lazos entre esos diversos sectores. Poniendo nuestro medio al servicio de las luchas, el día de mañana podrá coordinarlas o plantear proyectos de unidad con ese activismo.

    La tarea por delante no es solamente instalar influencers y contenido de izquierda como dicen irónicamente algunos de nuestros críticos. Nuestro obejtivo es ligar de la manera más orgánica posible, con nuestra militancia, a miles de luchadores a nuestro proyecto político y comunicacional.

     

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