Este jueves, el presidente Javier Milei, junto con el ministro de defensa, Luis Petri, estuvieron reunidos en Ushuaia con la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson y con el embajador Marc Stanley. Esta visita, en un contexto de extremo ajuste a la clase trabajadora, tiene como objetivo instalar una nueva etapa de políticas extractivistas y de entrega de soberanía nacional para con los nuevos aliados fraternales del gobierno: Estados Unidos e Israel. El anuncio de la construcción de una base naval conjunta en Tierra del Fuego de la cual aún no se conocen mayores precisiones, marca una clara línea de entrega que se suma al Memorándum de Entendimiento firmado también entre el gobierno y el Ejército de Estados Unidos que fomenta la intervención del Cuerpo de Ingenieros de las fuerzas norteamericanas en la Hidrovía del Paraná.
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Ayer, en la conferencia de prensa que brinda diariamente el vocero Manuel Adorni, este tema fue consultado y declaró que el presidente “fue a Ushuaia para mantener una reunión con Richardson y luego anunció el desarrollo de la base naval integrada entre los países, que constituye el puerto de desarrollo más cercano a la Antártida, y convierte a la Argentina y Estados Unidos en la puerta de entrada al continente blanco. Esto es parte de nuestra integración al mundo occidental y desarrollado”. También dijo no tener mayor información acerca de quién se hará cargo económicamente de la construcción de la base.
Mientras Javier Milei encabezaba un acto entonando el himno nacional estadounidense, excombatientes de la Guerra de Malvinas se manifestaron en contra de la llegada de Richardson a Argentina y denunciaron al gobierno por la renuncia a la soberanía nacional. Por otro lado, el gobernador de Tierrra del Fuego, Gustavo Melella, se negó a asistir a la reunión y denunció: “No vamos a recibir formalmente, oficialmente y de ninguna manera a la jefa del Comando Sur de Estados Unidos porque realizan prácticas militares junto a Gran Bretaña en el Atlántico Sur”.
Pero la presencia del imperialismo en el país no es solo para saludar la gestión de La Libertad Avanza y la sumisión a las políticas de ajuste impuestas por el Fondo Monetario Internacional. Durante la reunión que mantuvieron el miércoles la generala junto con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, la canciller Diana Mondino y otros funcionarios, se puso también en el eje central “el objetivo de promover las relaciones estratégicas en materia de defensa y reforzar la colaboración militar en pos de la seguridad regional y los intereses compartidos entre ambas naciones, en el marco del fortalecimiento de los lazos bilaterales impulsado por el presidente Javier Milei”.
¿Qué implica esto?
La nueva redacción de una Ley Ómnibus que contemple como eje central el extractivismo de los recursos naturales. También la adquisición de armamento innecesario para un país que no se encuentra atravesando ningún conflicto bélico, como lo es la compra de aviones caza F-16 al gobierno de Dinamarca, por supuesto con Estados Unidos como facilitador económico y mediador. La instalación de más bases militares en diferentes regiones estratégicas de Argentina, de la mano del, aún vigente, DNU 70/2023 que en su artículo 346 promueve el “ingreso de fuerzas extranjeras”. Y también de la suma del poder público: “Facúltase al Poder Ejecutivo a autorizar el ingreso al país de contingentes de personal y medios de las Fuerzas Armadas, pertenecientes a otros países para actividades de ejercitación, instrucción o protocolares de carácter combinado”.
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Por último, y no menos importante, dar vía libre a la disputa geopolítica entre China y Estados Unidos dentro del territorio del país. Que, aunque el vocero Adorni haya asegurado en su conferencia de prensa que la gestión de gobierno no tiene “ningún inconveniente” con el presidente Xi Jinping, sí advirtió que “se harán inspecciones técnicas que sean necesarias” y reafirmó: “La posición del presidente, que implica la postura del gobierno argentino, es que efectivamente nuestros aliados van a ser Estados Unidos e Israel, y cada uno de los países que estén en esa línea y propongan civilizaciones modernas, ciudades del futuro, estar alejados de dictadores o de aquellos que se alejen de las buena prácticas que pregonamos”.
Luego del cuestionamiento del embajador estadounidense en argentina sobre la Base Espacial china: “Me sorprende que la Argentina permita que las Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén, en secreto, haciendo quién sabe qué. Tengo entendido que se trata de soldados del Ejército chino que operan este telescopio espacial, no sé lo que hacen, creo que los argentinos tampoco lo saben, y deberían entender por qué los chinos están desplegados allí”.
“Tenemos que empezar nuestro juego”
No fue casualidad ni un descuido oficial que Laura Richardson llegara al país el 2 de abril, durante la conmemoración del Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. Esto fue un mensaje: vienen por todo. Fue la misma Richardson la que el año pasado, en un encuentro del Atlantic Council -del que participan miembros activos de la OTAN-, apuntó directo a los “ricos recursos” naturales presentes en América del Sur. En referencia a Argentina, Bolivia y Chile: “60% del litio del mundo se encuentra en ese triángulo (…) necesario hoy en día para la tecnología”. Y continuó: “también está el crudo ligero descubierto frente a Guyana hace más de un año (…) Tienen los recursos de Venezuela también, con petróleo, cobre, oro (…) Tenemos el 31% del agua dulce del mundo en esta región”. El remate en su discurso: “Tenemos que empezar nuestro juego”.