Cuando los Sex Pistols se reunieron en 1996 después de casi 20 años para hacer una Gira Mundial, bautizaron al tour como “la Gira del Lucro Indecente” para anticiparse a las críticas de quienes dijeran que sólo volvían por el dinero. Vistas las últimas noticias que atraviesan a los libertarios, la venta de candidaturas por sumas de hasta 50 mil dólares, la campaña de Javier milei podría titularse de la misma manera, la campaña del lucro indecente.
La crisis interna en el espacio que decía venir a terminar con los negociados y los privilegios de casta política terminó de implosionar cuando dentro de sus propias filas empezó a supurar el olor fétido de las más abyectas prácticas que se hayan visto jamás en nuestro país durante períodos democráticos.
Durante los últimos días, la cosa alcanzó un punto de eclosión, y las redes estallaron en denuncias cruzadas. Después de que Juan Carlos Blumberg dijera que el espacio vendía candidaturas por hasta 50 mil dólares.
Según los trascendidos, el ex armador Kikuchi y Karina, la hermana de Milei, pedían ese dinero ofreciendo la participación en el espacio como si fuera una especie de franquicia en la que se explota la “marca” para después entrar al Estado y recuperar el dinero mediante los altos sueldos, los asesores y los negociados que se pudieran hacer desde allí. Todo lo contrario de lo que venía pregonando el “libertario” contra los privilegios de la política.
Javier Milei: ¿amenaza real o puro humo?
Otro que puso el grito en el cielo por los negociados fue Carlos Eguía, candidato de Milei en Neuquén, que dijo que “había que pagarles todo” cuando viajaron a la provincia y que exigían que se incluya gente en las listas. “Se merece que lo escupamos por la calle, que la gente le diga ’usted es más chorro que los chorros”.
El escándalo termina de estallar cuando las magras votaciones en el interior, con resultados que no superan el 4%, muestran un techo muy objetivo a las expectativas de LLA.
En febrero de este año ya había saltado un primer escándalo con sectores de jóvenes que rompían con el espacio por este tipo de métodos. La dirigente de la juventud libertaria, Mila Zurbriggen, llegó a decir que se daban candidaturas por favores sexuales.
El escándalo llegó finalmente a la justicia. El fiscal federal Ramiro Gonzalez inició una investigación. En ese marco fue llamado a declarar Carlos Maslatón, el ex aliado que se volvió en el acicate permanente más dañino para las filas “libertarias”. Maslatón venía denunciando hace rato el desmán del armado de listas y el liso y llano oportunismo con el que se manejaba esta fuerza política.
Este escándalo es una nueva muestra de la completa falta de moral de la nueva ultraderecha argentina, que ya había expresado un excéntrico antihumanismo cuando su principal candidato se había manifestado a favor de la venta de bebés y de órganos.
De todas maneras, el fracaso de Juntos por el Cambio y el Frente de Todos por haber sostenido políticas de ajuste que aumentaron la pobreza y empeoraron las condiciones de vida de millones le venía abriendo espacio a los modos enérgicos y furiosos de Milei. Los jóvenes que confiaron en que podía ser algo distinto de la política tradicional tienen que sacar conclusiones. Sólo la izquierda expresa una fuerza que encarna principios opuestos por el vértice a los políticos del sistema.
Por otra parte, la implosión de la alternativa de ultraderecha se da también en el marco de atisbos de movilización de masas que muestran los límites al giro reaccionario, con el jujeñazo que enfrentó la reforma previsional contra el derecho a la protesta.
El fortalecimiento de una alternativa de los trabajadores es el único camino para terminar con las prácticas nefastas de la política capitalista y construir una tradición que verdaderamente ponga en primer lugar los intereses y derechos de la clase trabajadora. La salida es colectiva, desde abajo y con la clase trabajadora.