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    Francia después del triunfo del Nuevo Frente Popular

    Del crecimiento de la extrema derecha en las elecciones al Parlamento Europeo al triunfo del Nuevo Frente Popular en las elecciones a la Asamblea Nacional: el pueblo francés busca una alternativa al proyecto de Macron de una Francia liberal.

    “la peor de todas las pestes: el nacionalismo, que envenena la flor de nuestra cultura europea”.

    -Stefan Zweig, El mundo de ayer (1942).

    “C’est ouf” tituló el diario Libération el día después de las elecciones legislativas anticipadas en Francia. “Ouf”, un significante que sintetiza el conjunto de emociones vividas en las últimas semanas. Mezcla de alivio por el límite puesto en las urnas a la extrema derecha, pero también de asombro por el resultado favorable para el Nuevo Frente Popular (NFP).

    Las últimas semanas han sido agitadas en el país europeo. De la preocupación por el triunfo de la extrema derecha en las elecciones al Parlamento Europeo (1), donde se impusieron en el 90% de las comunas; hasta la movilización del pueblo francés que apoyó al NFP y logró imponerse en las elecciones legislativas como la primera fuerza a nivel nacional. En un mes Francia pasó políticamente del azul al rojo. 

               

    “La izquierda ha dado la gran sorpresa al imponerse en las elecciones legislativas”, subtituló el diario francés. Porque efectivamente el resultado de las elecciones legislativas sorprendió a muchos. La mayoría de las encuestadoras daban por ganadora a la extrema derecha.

    Considerando que nunca en Francia ha sido electo un gobierno de extrema derecha, la proyección de las encuestadoras hizo que se extendiera la preocupación y el miedo. Sin embargo, la movilización del pueblo francés en un frente único que agrupó a las distintas fuerzas de izquierda, democrática y republicana logró poner un límite y derrotar a Agrupación Nacional (Rassemblement National, RN) en esta elección (2).

    Las celebraciones se dieron en las calles de las distintas ciudades de Francia, logrando contagiar de esperanza a todo el mundo, que siguió expectante el resultado. Particularmente significativa fue la concentración frente a la Place de la Republique, donde se entonó La Internacional.

    “Dividida en tres bloques, la nueva Asamblea Nacional no tiene mayoría absoluta”, advirtió finalmente la portada del diario francés. La Asamblea Nacional se compone de 577 escaños. Ninguna lista logró la mayoría absoluta de 289 escaños. Quedando divididas las fuerzas en tres bloques. La mayoría parlamentaria la obtuvo el NFP con 182 escaños, de los cuales la mayor parte la componen la Francia Insumisa liderada Jean-Luc Mélenchon. En segundo lugar quedó la coalición gubernamental de Emmanuel Macron, con 168 escaños. Mientras que RN quedó relegado al tercer lugar con 143 escaños.

    ¿Por qué se ha producido este vaivén electoral entre las elecciones al Parlamento Europeo y las legislativas a la Asamblea Nacional? ¿Qué procesos políticos están ocurriendo en Francia que dan cuenta de esta dinámica electoral?

    Un malestar generalizado

    En una entrevista para Radio France International (RFI), el sociólogo Denis Merklen, profesor de la Universidad Sorbonne Nouvelle y director del Instituto de Estudios de Latinoamerica, señaló: “Las clases populares francesas se encuentran en una gran insatisfacción respecto a la evolución de la sociedad. Con un gran proceso de desindustrialización que tiene ya unos 40 años aproximadamente. Y entonces una pérdida de sentido, una pérdida de puestos de trabajo, un empobrecimiento bastante importante. Y sobretodo el sentimiento exacerbado por el gobierno joven y muy técnico que ha impuesto Emmanuel Macron, de unas élites gubernamentales que no atienden las necesidades de las clases populares.”

    En ese sentido, es necesario ubicar el proyecto político de una Francia liberal que representó Emmanuel Macron en 2017. Quien se presentó como una alternativa política ante los dos grandes bloques que habían gobernado durante medio siglo el régimen político francés: la izquierda del Partido Socialista y la derecha gaullista. En ese momento el agotamiento del modelo económico francés se tradujo en una crisis de representatividad del viejo bipartidismo del régimen.

    No obstante, como describe Merklen la alternativa política de Macron “se desmorona nuevamente porque no cumple sus promesas, porque desatiende el servicio público, porque desbarata toda la estructura del Estado social francés y fragiliza mucho el mercado de trabajo, desprotegiendo a los trabajadores. Entonces vuelve a haber una protesta que ya no encuentra donde ponerse”.

    La promesa de Emmanuel Macron de una Francia liberal se ha visto desmentida por la realidad. La  desregulación del mercado de trabajo (precarización del empleo), el aumento de la edad jubilatoria (explotación de la fuerza de trabajo hasta la vejez) y la privatización de empresas públicas. Medidas impulsadas para generar un mayor crecimiento económico, no han cumplido con su objetivo. En el primer trimestre de 2024 la economía francesa ha crecido 0,2% respecto al trimestre anterior, lo que representa 1 décima menor que la del cuarto trimestre de 2023, cuando fue del 0,3%, según datos del Banco Mundial.

    No sólo eso. Las condiciones de la clase trabajadora francesa con la política económica de Macron no le permiten mantener el costo de la vida. El salario mínimo corresponde a € 1.766,92 (valor bruto) y € 1.398,69 (valor neto). Mientras que el costo de vida para una familia de 4 personas se ubica en € 4.393, y para 1 persona en € 2.252. El salario no alcanza para vivir.

    Signos de fin de ciclo

    La situación política francesa sintetiza, de un modo desigual y combinado -como diría Trotsky-, las tensiones y conflictos del mundo contemporáneo. Un mundo que muestra signos de fin de ciclo. El agotamiento del ciclo económico de la mundialización del capital y el fin del ciclo político de la globalización capitalista.

    Las cifras económicas del país galo entre 2008 y 2023, muestran signos de estancamiento. De acuerdo a datos del Banco Mundial, el PIB de Francia tuvo un crecimiento negativo de -2.9% tras la crisis financiera mundial de 2008. Mientras que en 2020, en el contexto de la pandemia de COVID-19,  la situación fue a un peor llegando a un -7,5%.

    • PIB 2008-2023 (tabla 1).
    20080,3%20191,8%
    2009-2,9%2020-7,5%
    20101,9%20216,4%
    20112,2%20222,5%

     

    “En cuánto a los problemas, contradicciones, dilemas de Francia, como país capitalista. Uno de los problemas graves que tiene la economía francesa, es el sometimiento a las políticas norteamericanas”, señala Carlos Riveros, doctor en economía de la Universidad de La Sorbonne, consultado por Resistencia Online.

    “Las políticas norteamericanas, buscan llevar a la Comunidad Europea, mantenerla bajo su completa dominación. Tener un mercado en el que puedan allí vender cosas a mayor precio. Por ejemplo con las sanciones a Rusia. Los norteamericanos dijeron que ellos iban a reemplazar el gas. Bueno, sí, en cierta parte, lo han reemplazado. Pero lo han reemplazado a precios que es hasta a veces cuatro veces más caro. Están impulsando a  la Comunidad Europea a entrar en sanciones contra China. ¿Y quiénes son los que producen los productos, los que envían los productos a Francia y a la Unión Europea? Son los norteamericanos. Entonces mientras exista este sometimiento de la economía francesa a EEUU, Francia no tendrá muchas posibilidades de salir adelante”, agrega el economista.

    De un modo similar plantea el problema Denis Merklen en RFI:  “el ingreso de Francia en la UE  y el ingreso de Francia más directamente en los procesos de mundialización, han producido una ruptura dentro de la sociedad francesa que tiene una expresión política. Entre una Francia más dinámica, más moderna, la de las clases medias parisinas por ejemplo. No solo parisinas, pero más diplomadas, más conectadas con un porvenir que les parece promisorio. Y una gran mayoría de la población de clases populares que se encuentra desorientada, perdida y abandonada y para la cual el futuro parece haber perdido sentido”.

    Los factores que inciden en el declive del proyecto liberal de Macron y en el aumento del malestar del pueblo francé, resultan de las tensiones del orden económico capitalista posterior a la caída del bloque soviético en 1989: la crisis financiera de 2008, las guerras en Oriente Medio, en Ucrania, la guerra comercial entre EEUU y China.

    “La inmigración en Europa es en este momento un tema muy importante para los europeos y para los franceses. Las guerras que ha habido en Medio Oriente, que hemos tenido en Libia, con bombardeos gigantescos, en Irak, en Siria, en Afganistán, eso ha creado masas de población migrante que se dirigían básicamente a EEUU, pero se están quedando en Europa”, analizó Riveros.

    Finalmente, el último factor a considerar para el economista es el factor de la guerra en Ucrania. “El factor de la guerra en Ucrania es finalmente el último aspecto a abordar. Además del significativo gasto militar que impulsa Macron, que afectan las finanzas públicas. Se suma el efecto de las sanciones económicas de la UE y EEUU a Rusia. Sectores completos de la industria y de las finanzas se han tenido que retirar del mercado ruso. Entre ellas la conocida Citroën. Pero también el costo de la energía también. El corte de suministro de gas  ruso y su sustitución por gas norteamericano, aumenta significativamente su costo”.

    Los problemas de la expansión capitalista fueron planteados por Marx en 1848 cuando señalaba que: “Al explotar el mercado mundial, la burguesía ha conferido un carácter cosmopolita a la producción  y al consumo de todos los países. Con gran pesar de los reaccionarios, desarraigó a la industria del suelo nacional”.

    El proceso político de Francia muestra no sólo los límites de la mundialización capitalista y el fracaso del proyecto político liberal para mejorar la condición de vida de las mayorías, sino también la continuación de la crisis del régimen bipartidista, que agota su alternativa de centro liberal y se abre hacia un proceso de polarización política entre la extrema derecha que sigue creciendo electoralmente y una nueva izquierda agrupada en el Nuevo Frente Popular, donde la hegemonía la tiene la Francia Insumisa (FI), el partido de Jean-Luc Mélenchon.

    El NFP que surgió en este contexto como un frente único para detener el avance de la ultraderecha. Incluye un espectro diverso de partidos políticos: el PS, el PC, La FI, y el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA). Una alianza electoral que incluye proyectos politicos con enormes diferencias. Desde los “socialistas” liberales del PS, hasta el anticapitalismo del NPA. Pasando por la izquierda reformista de FI y la socialdemocracia. Esa coalición tiene ahora el desafío de plantearse ante el pueblo francés como una alternativa política viable de gobierno que supere los problemas de la mundialización del capital.

    No obstante, el desafío de la política francesa y europea hoy en día trasciende sus fronteras, de un modo similar a los desafíos que atraviesan América Latina, África, Asia y Oceanía, a saber: superar los límites del capitalismo para sostener la vida de las mayorías, cuidar el planeta y transformar la vida.

     

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