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    Estado de Israel: una historia de ocupación y segregación

    “Crímenes de guerra”, dijo la Comunidad Internacional y solicitó al gobierno de Benjamín Netanyahu que habilite un corredor humanitario para poder evacuar a los civiles víctimas del fuego cruzado entre el gobierno sionista y el grupo Hamás, que ya lleva más de 20 días. Israel privó de agua, comida, electricidad y combustible a la Franja de Gaza, además de haber asesinado a más de 8 mil gazatíes, entre ellos 3 mil niños y haber bombardeado cerca de 60 centros de salud.

    “Hoy es un día que pasará a la infamia. Todos hemos sido testigos de que la ONU ya no tiene ni un ápice de legitimidad. ¡Qué vergüenza!”, expresó el embajador israelí, Gilad Serdan en la Asamblea General que discutía una tregua humanitaria. “Israel seguirá defendiéndose” para garantizar su “futuro y existencia” como Estado, “librando al mundo de la maldad de Hamás”.

    Este conflicto de larga data tiene en vilo a toda la clase trabajadora mundial, que desde hace semanas gana las calles en apoyo al pueblo palestino y en contra del avance colonialista de Israel. La historia, así como las crisis del capitalismo, es cíclica y repetitiva y gira en torno a los intereses de las potencias dominantes. La disputa del territorio palestino tiene sus orígenes en las primeras discusiones sobre el sionismo y llega hasta estos días con pocas intenciones de finalizar.

    “Desde la Segunda Guerra, el mundo occidental decidió que no quería lidiar con el sionismo y sus crímenes contra los palestinos. El mundo cristiano no quería que la tierra santa fuera musulmana o árabe. Pero también fue una cuestión antisemita, porque de esa forma los judíos no se quedarían en Europa”, explicó en una de sus disertaciones Ilan Pappé, historiador israelí y director del Instituto Emil Touma de Estudios Palestinos de Haifa. “Para no dar respuestas sobre lo que significó el holocausto, todo lo que tuvo que hacer Europa fue apoyar la colonización de Palestina”.

    Una solución generadora de conflictos

    El movimiento sionista surgió, principalmente, como respuesta a la persecución y discriminación de la que eran objeto las comunidades judías en varios lugares del mundo, especialmente en Europa Oriental.

    El periodista austrohúngaro, Theodor Herzl, considerado el “padre del sionismo” e influenciado por el nacionalismo europeo, propuso crear un Estado judío en el corazón de Palestina para dar fin al antisemitismo. Fue a través del Programa Basilea, llevado a cabo en 1897, que establecieron como objetivo crear un hogar nacional judío y recuperar su tierra prometida: Jerusalén. El Tanaj -biblia judía- oficiaría de título de propiedad para que pudieran volver a ocupar la “Gran Siria”.

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    No todos los judíos apoyaron esta iniciativa: los socialistas del BUND (Unión de Trabajadores de Lituania, Rusia y Polonia) decían que había que dar batalla al antisemitismo en cualquier lugar del mundo donde se encontraran. Se oponían al nacionalismo y preferían una visión de igualdad y cooperación entre diferentes grupos étnicos y religiosos en Europa del Este. Tampoco apoyaban la migración a Palestina y la colonización de la región, ya que esto estaba vinculado a la expulsión o el desplazamiento de la población árabe local. Por otro lado, los judíos ortodoxos simplemente advertían que había que esperar al Mesías que solucionaría todos sus problemas.

    El comienzo de las hostilidades

    Finalizada la Primera Guerra Mundial, la Liga de las Naciones (predecesora de la ONU) otorgó el mandato de Palestina a Gran Bretaña, una de las potencias vencedoras, que incluso ya tenía presencia en la zona porque controlaba el Canal de Suez. En 1917, el secretario de Relaciones Exteriores británico, Lord Balfour, emitió la Declaración Balfour, en la que expresó su apoyo a la creación de “un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina”. Esto sentó un precedente en el apoyo internacional al sionismo y abrió la puerta a una nueva oleada inmigratoria hacia la región.

    Territorio palestino en el Imperio Otomano
    Territorio palestino en el Imperio Otomano

    Con el paso de los años y llegada la Segunda Guerra Mundial, familias latifundistas árabes comenzaron a vender sus territorios para que los judíos establecieran sus kibutz y, de este modo, comenzaron los desplazamientos más hostiles de aquellos campesinos que vivían y trabajaban en esas tierras. Hasta que en 1936, el descontento generalizado llevó a una huelga general de 6 meses y la primera revuelta árabe. Huelga que fue quebrada con una gran represión orquestada por el sionismo y el imperialismo inglés, que se organizaron de conjunto para derrotar a sangre y fuego a los rebeldes.

    Un punto de no retorno

    “Entre nosotros debe quedar claro que en el país no hay lugar para ambos pueblos. Con los árabes dentro, no podremos alcanzar nuestro objetivo de llegar a ser un pueblo independiente en este pequeño territorio. No queda otro recurso que trasladar a los árabes a los países vecinos, sin que quede una sola aldea ni tribu”, dijo en 1940 Yosef Weitz, director de la Agencia Judía.

    Para este entonces, los judíos controlaban el 6 por ciento del territorio y representaban menos del 30 por ciento de la población total. En 1947 la ya conformada Asamblea General de la ONU decidió dividir Palestina en dos. Entregaron el 56 por ciento del territorio a los judíos y el 43 por ciento restante lo dejaron para los árabes. La resolución fue aceptada por los líderes judíos pero rechazada por los árabes, quienes consideraron que otorgaba una parte desproporcionadamente grande de tierras a la comunidad sionista.

    Estados Unidos utiliza con frecuencia su poder de veto como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU para proteger a Israel de sanciones o condena internacional

    Fue David Ben Gurión, líder del movimiento judío, quien anunció la creación del Estado de Israel en una de las disertaciones de la ONU el 14 de mayo de 1948. Declaración que también disparó la guerra árabe-israelí o Día de la Nakba (desastre). Un conflicto que duró 13 meses en los que Israel se enfrentó a las fuerzas militares de varios países árabes, incluyendo Egipto, Jordania, Siria, Líbano e Irak. ¿El resultado? 500 aldeas palestinas devastadas, cerca de 700 mil desplazados y la creación de cárceles a cielo abierto en todo Gaza. La guerra resultó en la firma de una serie de acuerdos de armisticio que pusieron fin a las hostilidades.

    Una historia de amor incondicional

    Desde el primer guiño en 1968, donde el entonces presidente de EEUU, Lyndon Johnson, aprobó la venta de aviones cazabombarderos al gobierno israelí, pasando por el auspicio en la firma de los Acuerdos de Camp David en 1978 que dieron fin a la guerra de Yom Kippur, y llegando hasta la actualidad, la relación entre Estados Unidos e Israel fue de fraternidad. A tal punto que, de manera anual, la potencia vota dentro de su período fiscal un presupuesto para financiar al Estado judío.

    Plan de partición de la ONU entre Israel y Palestina
    Plan de partición de la ONU entre Israel y Palestina

    A principios de los ‘80, Alexander Haig, secretario de Estado de EEUU afirmó que “Israel es el mayor portaaviones estadounidense, es insumergible, no lleva soldados y está ubicado en una región crítica para la seguridad nacional”. Se trata de la importancia de tener presencia en una zona donde abundan los recursos naturales como el gas y el petróleo.

    “Si Israel no existiera, EEUU debería inventarlo”, dijo Joe Biden en 1986 -cuando aún era congresista- mientras se votaba una partida económica al enclave. Se estima que entre 1946 y 2023 los israelíes han recibido 260 billones de dólares de parte de los estadounidenses (fuente: BBC News).

    “Si Israel no existiera, EEUU debería inventarlo”, dijo Joe Biden

    Pero este respaldo no es solo una cuestión financiera. Estados Unidos utiliza con frecuencia su poder de veto como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU para proteger a Israel de sanciones o condena internacional ante los que le acusan de ocupar el territorio autónomo palestino.

    Sin ir más lejos, durante el tratamiento de esta nueva escalada en el conflicto, la web oficial del organismo comunica que “Estados Unidos ha vetado una resolución presentada por Brasil al Consejo de Seguridad en la que se pedía la revocación de la orden impuesta por Israel a los civiles y al personal de las Naciones Unidas de evacuar todas las zonas al norte de Wadi Gaza y reubicarse en el sur de la franja”.

    Las intifadas y los Acuerdos de Paz de Oslo

    La primera intifada surgió en 1987 a partir de un reclamo popular por el asesinato de cuatro trabajadores palestinos del campo de refugiados de Yabalia. Las protestas y huelgas organizadas por jóvenes y trabajadores exigían la restitución de las tierras ocupadas y la creación de un Estado palestino independiente. Los enfrentamientos entre la población y las fuerzas armadas israelíes duraron cerca de seis años.

    Primera intifada
    Primera intifada

    Para 1993, con la firma de los Acuerdos de Oslo entre Yasser Arafat -líder palestino-, Yitzhak Rabin -primer ministro israelí- y Bill Clinton -presidente estadounidense-, se pusieron en discusión tres puntos clave: el reconocimiento de la OLP como representante legítimo de Palestina a cambio del reconocimiento de Israel como un Estado soberano dentro de la misma región; la creación de la Autoridad Nacional Palestina para administrar la Franja de Gaza y Cisjordania; y el establecimiento de diálogos permanentes entre las partes para establecer un proceso de paz.

    Pero las paupérrimas condiciones de vida de la sociedad gazatí a causa del bloqueo israelí, sumado a la visita de Ariel Sharón -referente del Likud- a la Mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén y los siete árabes asesinados en una represión policial al día siguiente, llevaron a una segunda intifada a partir del año 2000. Las principales consignas fueron el rechazo a la ocupación y a los Acuerdos de Oslo.

    Este nuevo ciclo de rebeliones ya más militarizadas y con la organización de guerrillas callejeras que combatieron contra uno de los ejércitos más consolidados del mundo duró cinco años y se llevó la vida de cinco mil palestinos. El “plan de desconexión de Gaza” fue el que puso fin a la segunda intifada: tras evacuar a todos los civiles israelíes de la región, se llevó a cabo una matanza indiscriminada y un avance en la instalación de bases militares que separó por completo el territorio de la Franja de Cisjordania.

    Camila Mitre

     

     

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