La propuesta esta vez es hablar acerca de las campañas que lleva adelante la izquierda argentina, y tratar de traer aportes a la discusión. El objetivo no es fomentar el fuego entre compañerxs sino aportar al debate comunicacional. Como mejorar el uso de las herramientas comunicativas para llevar mejor y más lejos el mensaje revolucionario es una tarea a resolver en el siglo XXI. Muchas veces es el mismo mal uso o desconocimiento de dinamicas lo que lleva a mal puerto estas campañas.
La izquierda es usualmente sometida a varas más altas de evaluación por el resto del espectro politico. Al hacer bandera de la rectitud, la honestidad y la convicción como motor, el resto de las fuerzas están a la espera de ver por donde atacarnos. Tenemos menos margen que otras fuerzas para cometer errores, y eso también en el plano electoral. Primera salvedad: las referencias a compañerxs no son en terminos politicos ni personales, sino a partir de su función o rol como figura publica. Muchxs militantes valiosxs encarnan la herramienta comunicativa de ‘figura pública’, y muchas veces terminan pagando el costo de malas decisiones de la direcciones. Encarnar una herramienta tan central que se sustenta a partir de la propia trayectoria puede borronear muchas veces los contornos. Segunda salvedad: por formato uso un spot particular como disparador de alguna discusión, pero tratamos de plantear lineamientos que sean útiles para todas las fuerzas.
Levanta la izquierda
Primero quiero rescatar el gran acierto del PTS este año, y que es central: poner a Myriam Bregman como principal candidata. Un valor central de Bregman como figura publica es que es muy fácil identificarla: es muy fácil comunicar quién es de forma sucinta. Es muy importante que las figuras públicas tengan una imagen bien definida, un perfil particular que destaque la experiencia que lx avala para ser (candidatx a) presidentx. Esta ‘la ministra de seguridad’, ‘el “brillante” economista’, ‘el administrador y trabajador abnegado’. Y si alguien preguntara quién es Myriam Bregman, podes decirle: una abogada de DDHH que metió presos a represores, la abogada de Jorge Julio Lopez. No solo tiene un perfil fuerte, también esta identificada con una de las peleas centrales de la historia reciente argentia.
Este problema, por ejemplo, lo tuvo siempre Nicolás Del Caño. Un militante sabe que es un militante con mucha experiencia, pero ¿Quién es para un trabajador común? Su perfil siempre fue difuso, complicado de explicar. La referencia rasa de ‘un luchador’ queda corta. ¿Un luchador de donde? ¿Con qué estructura es identificable, con que conflicto? Alejandro Vilca también tiene un perfil más marcado, siendo él una referencia directa al sindicalismo del gremio de recolectores y descendiente del pueblo coya.
Construir una identidad de izquierda
El slogan “levanta la izquierda” es una apuesta, ya de varios años, del PTS por construir una identidad a la que se pueda pertenecer. En general, todos los espacios políticos tienen un capital simbólico del que te apropias al formar parte y que te identifican dentro del mundo político. Figuras, libros, hechos, música, slogans, memes. El trotskismo, como espacio general, carece de este elemento homogeneizador de pertenencia que abarca tanto a militantes como simpatizantes. El PTS apunta a un público más amplio, no necesariamente orgánico pero si simpatizante, con un sentimiento de “comunidad roja”.
Este slogan intenta emular la capacidad de sintesís de una identidad compleja en dos o tres palabras. Como el peso que tienen las palabras “cambio” o “patria” hoy en día. Es altamente identitaria pero lo suficientemente difusa para que albergue una cantidad de matices importante.
Sin embargo hay un problema grave con el conjunto de las consignas. Se trata de una elección ejecutiva nacional, donde se compite por el punto más centralizador de poder del país. Pero el spot carece de consignas globales, que hablen sobre las experiencias universales de lxs trabajadores del país – como el ajuste el FMI. Se presentan al electorado consignas parciales, casi que proyectos de ley. Lxs trabajadores, contrario a lo que algunos analistas intuyen frente a la falta de participación electoral, están habidos de que alguien venga a hablar de los problemas globales del país y de sus soluciones. La falta de participación es consecuencia de los partidos incapaces de ofrecer lo que se pide.
Sería interesante preguntar si a algo de esto responde que Vilca ya no sea precandidato a vicepresidente, y en cambio vaya como senador. Alguien que vive de primera mano la resistencia jujeña contra Morales, adelanto exclusivo del futuro del país gane quien gane, relegado a una campaña parlamentaria localista.
Hace 40 años gobiernan los mismos
Desde la música, desde la edición, desde el lenguaje corporal, la campaña de Solano – Ripoll busca mostrarse enojada. El spot anterior, el del PTS, era unas cuerdas emotivas, un bombo, un tono esperanzador en la voz. El lenguaje básico de todo spot electoral. El PO y el MST muestran que entienden algo de lo que le dio exito comunicacional a Milei. Si la situación economica y social esta agitada, y la gente anda enojada, donde se suba a la palestra popular alguien enojado, minimo lo van a escuchar. Al menos porque se sienten interpelados, identificados con algo que identifican como una sinceridad que no tienen los demás.
Una comunicación emocional junto con el mensaje explicito electoral hace más fácil que interpele un mensaje. Y la verdad es que como trabajadores también estamos enojados con nuestra realidad, mucho más que Milei, ¿por que vamos a andar disimulandolo en los spots? No es el clima de epoca, al menos no para los trabajadores.
Después el spot carece de propuestas. Si, ya sabemos que hace 40 años gobiernan los mismos y el país esta quebrado. A lo sumo te pueden disctuir la definición de quiénes son “los mismos”. Lo que hizo que Milei creciera no fue el enojo nada más. Ese fue el primer paso. El remate son propuestas politicas y economicas. Mentirosas, fallidas, ya probadas. Pero la postura de enojado funciona solamente para captar la atención, el paso siguiente es aprovechar el lugar conseguido para agitar propuestas concretas. Como militante (y persona enojada) apuesto a que si se explicara la reforma agraria o la expropiación de Vicentin adornandola con insultos a la burguesia tendría más llegada que si se explica en tono panel peridositico.
Dale tu voto a Manuela Castañeira
Puede parecer injusto comparar dos spots oficiales con un reel de youtube. Pero destaco este punto porque la campaña del Nuevo MAS es una que esta basada prácticamente en su totalidad en la difusión por redes, con los medios tradicionales como spots relegados.
El primer gran mito que hay que desterrar definitivamente del todo de la vida de toda la izquierda es que no exista la mala publicidad. Que no importa que hablen mal de vos, lo que importa es que se hable. Esta campaña esta demostrando de punta a punta que si importa que hablen mal de vos, importa mucho. El proporcional sobreuso del elemento viral por sobre las propuestas políticas forma la imagen de una política terriblemente poco seria para el cargo al que se postula. Y acá radica el problema de la mezcla virtuosa de chiste y seriedad.
Cuanto más ingresan los grupos etarios más envejecidos y las estructuras sociales más conservadoras en el mundo digital, se produce cada vez más seguido el fenómeno de traspaso del internet a la vida real. El principio básico de esto es que los jingles chistosos son un elemento de la vida virtual (más propensa al chiste por ser considerada menos sería, menos real), propio de ciertos sectores, mientras que lo serio cae del lado de la vida analógica, lo real. Incorporar elementos de ‘lo viral’ en los spots serios, ‘analógicos’, funciona a forma de guiño, para complejizar el perfil de la figura pública y mostrar que no es extraña a las redes. Las combinaciones de elementos pueden ser más complejas (como lo muestran clásicamente Vermin Supreme o la campaña Un Ficus al Congreso), pero en la ecuación básica, de cara a las mayorías trabajadoras, lo virtual ocupa ese lugar relegado, dependiente.
La mezcla justa
Manuela se ve como una candidata poco seria a la presidencia, producto de esta falta de equilibrio en la mezcla. Su campaña puede tranquilamente contrastarse con la estrategia comunicativa de Guillermo Moreno u Ofelia Fernandez. Figuras que recurren constantemente a elementos viralizadores, pero que poseen una conocida trayectoria en la gestión pública que funciona como una suerte de contrapeso en su perfil. Dejando de lado las discusiones pertinentes a otra nota acerca de sus respectivos pasos por la función pública, es esta la alquimia que la campaña de Castañeira no pudo resolver.
Incluso podríamos rescatar ejemplos de la izquierda actual. La parte de la campaña del FIT-U que corresponde a Gabriel Solano (más que la de Vilma Ripoll) recurre a estos elementos. Pero con cuidado de que estos no obturen el lugar que le toca a la parte seria y central de la campaña. Lo viral es decorativo, anecdótico. No es casualidad que el PO ya haya atravesado esa etapa, bajo otra dirección, cuando el candidato era Jorge Altamira. Campañas que fueron virales para su época, como “Un milagro para Altamira”, o las producciones del grupo Miserere aportaron mucho a que el actual dirigente de Politica Obrera se hiciera masivamente conocido. Si aporto a que ese reconocimiento fuera positivo o útil, es otra cuestión.