Sofía Padua Manzano es dirigente del Partido Comunista de Brasil (PCB), además de economista y docente.
Padua Manzano compitió por la presidencia para las elecciones generales de 2022 con Antonio Alves como candidato a vicepresidente y logró instalar en el debate público la importancia de un programa de emergencia para el país y la significancia de las luchas para revertir las medidas que destruyeron los derechos laborales, la seguridad social y utilizaron el Estado en pos del interés casi exclusivo de los sectores concentrados de poder.
El Partido Comunista de Brasil afrontó una situación similar a la que hoy tienen las fuerzas de izquierda en Argentina: decidir entre el regreso de Lula Da Silva del Partido de los Trabajadores (PT) para su tercer mandato o un nuevo período del ultraderechista Jair Bolsonaro
Sin embargo, la cantidad de votos obtenidos los dejó fuera del balotaje y en segunda vuelta, el PCB afrontó una situación similar a la que hoy tienen las fuerzas de izquierda en Argentina: decidir entre el regreso de Lula Da Silva del Partido de los Trabajadores (PT) para su tercer mandato o un nuevo período del ultraderechista Jair Bolsonaro del Partido Liberal.
La derrota de Bolsonaro significaría garantizar un entorno de libertades democráticas que permitiera avanzar más en la lucha de clases. El PCB fue el primer partido en declarar su apoyo a la candidatura de Lula y hacer una intensa campaña para derrotar a Bolsonaro. Aunque el próximo gobierno del PT y aliados no fuera un gobierno de izquierda por la fuerza que siempre ha tenido la derecha en el parlamento, en las instituciones brasileñas y por los acuerdos que el PT hizo con sectores de derecha, garantizaría un ambiente político más tranquilo.
Hayec, Ayn Rand, Mises, Rothbard ¿De dónde surgen las ideas de Javier Milei?
¿Cómo quedó el panorama del Brasil postbolsonarista?
El gobierno de Bolsonaro fue un gobierno de destrucción nacional. Desde la entrega de bienes públicos como las refinerías de Petrobras vendidas a precio ridículo, el fin de importantes políticas públicas en el ámbito social, educativo y cultural, hasta la manipulación de la seguridad pública para sus intereses criminales. Este gobierno fue una mezcla de irracionalismo protofascista de extrema derecha y milicianos criminales. El legado de Bolsonaro es desastroso, literalmente una tierra arrasada: deforestación, asesinatos de indígenas, población negra y pobre, aumento de los feminicidios y todo tipo de delitos.
¿Cuánto crees que le costará a la sociedad brasileña recuperarse de las medidas de Bolsonaro?
A la sociedad brasileña le costará mucho recuperarse de la destrucción que dejó Bolsonaro, de la recuperación de la credibilidad científica de las vacunas (y Brasil tiene uno de los mejores sistemas de salud pública y vacunación, premiado del mundo); la recuperación de empresas públicas que prácticamente fueron donadas al sector privado, la recuperación ambiental, la recuperación del debate político que busca alternativas para superar el capitalismo.
El legado de Bolsonaro no fue sólo la destrucción de los derechos de los trabajadores y de la población en general, sino principalmente el de traer con fuerza una subjetividad irracionalista que, además de mantenerse fuerte en la sociedad, ha contaminado a la propia izquierda.
¿Ha aumentado la deuda interna o externa?
La deuda externa no es un problema grave para Brasil, que tiene un volumen de reservas de divisas de alrededor de 300 mil millones de dólares y ha mantenido superávits externos desde los gobiernos del PT a principios de siglo. Ahora, la deuda interna es enorme y crece sin parar. Pero debemos enfatizar que esta deuda pública interna no es un legado de Bolsonaro. Es el mecanismo que el sector burgués brasileño ha creado desde los años 1990 para apropiarse de los recursos tributarios públicos a través de los intereses que reciben. Las políticas fiscales y monetarias en Brasil, incluso durante los gobiernos del PT y aún presentes, son el mayor mecanismo para transferir ingresos de los más pobres y de los trabajadores (es decir, de quienes pagan impuestos) a los rentistas multimillonarios que poseen los bonos del público interno.
“Al igual que Milei, durante la campaña electoral, Bolsonaro tampoco presentó ninguna propuesta concreta, solo gritó que iba a cambiar todo, sin decir cómo
¿Ves similitudes con lo que Javier Milei quiere implementar en Argentina?
Veo muchas. Primero: durante la campaña electoral, Bolsonaro tampoco presentó ninguna propuesta concreta, solo gritó que iba a cambiar todo, sin decir cómo.
En segundo lugar, centró su discurso contra la amenaza comunista (que, en su discurso, eran todos opositores), en la agenda moral y aduanera y en los derechos sociales y humanos básicos.
En tercer lugar y más importante, un discurso y, después, un gobierno, de destrucción del Estado y de las instituciones republicanas, como el cuestionamiento del proceso electoral, del Supremo Tribunal Federal, de la Universidad y de la ciencia en general. Milei tiene el mismo comportamiento, adaptado a las especificidades de Argentina. La mayor similitud es el ataque sistemático al Estado y al “sistema”, pero no para superarlo en otro nivel, como luchan los revolucionarios, sino para hacer retroceder la relación social a una relación de dominación plena, tanto de los empresarios sobre los empleados, como gran parte del hombre sobre la mujer. Bolsonaro y Milei son dos ejemplos del fascismo que impregna la sociedad.
¿Qué les diría a los argentinos que están por votar por la extrema derecha?
Los argentinos tienen una maravillosa tradición de percibir la política con gran calidad. No es el momento de tirar por la borda esta tradición y dejarse engañar por una persona que se hace pasar por antisistémica, que pretende tener una solución fácil para todo.
Milei es sólo otro personaje más que resultará tan patético y criminal como Bolsonaro en Brasil. Podría ser aún peor debido a la situación ya muy complicada en Argentina debido a los terribles gobiernos pasados. Aun sabiendo que no hay una solución fácil, el pueblo argentino no puede permitir que este aventurero gane las elecciones. Pero tiene que ir más allá, el pueblo argentino tiene que fortalecer su organización y actuar en política para tomar en sus propias manos el destino del país y no entregárselo a la extrema derecha o al espectro político tradicional.
Por: Camila Mitre