Esto no es un simulacro. Llegó ese triste día que no queríamos que llegara. Nuestra querida Universidad ya entró en la etapa de cesación de pagos. Por favor, no miremos para otro lado. No seamos parte de la generación que dejó morir a la universidad pública.
Estas alarmantes palabras surgen de una cuenta creada en defensa de la Universidad Nacional del Comahue, donde cursé la carrera de Filosofía, pero describen perfectamente la gravísima situación que atraviesan todas las universidades públicas del país desde que el Gobierno nacional, el pasado 26 de diciembre de 2023, prorrogara el presupuesto para este año, repitiendo el monto nominal para el 2024 sin incremento.
Si tenemos en cuenta el aumento en los costos de funcionamiento en relación a una inflación interanual que ya supera el 270%, es obvio que el dinero es insuficiente. Muchas gestiones afirmaron que lo disponible sólo alcanza hasta mitad de año.
Según una reciente nota en Págna/12, esta parálisis presupuestaria podría dejar a 300.000 trabajadores, entre docentes y no docentes, en la calle, y a aproximadamente 2,5 millones de alumnos sin posibilidad de continuar sus carreras. El Gobierno había prometido un incremento del 70% para los gastos de funcionamiento, pero hasta el momento ese dinero no ha sido recibido por las instituciones.
Más que un ajuste fiscal
El plan de Milei para desmantelar la universidad pública va más allá de un simple intento de ahorrar dinero y llegar al déficit cero. Implica también un intento de destruir la sociedad argentina tal y cómo la conocemos. Una sociedad que se caracteriza por un alto nivel de educación y cultura, además de un fuerte movimiento estudiantil. Obstáculos directos para su plan de reformas liberalizadoras de nuestra economía.
En una entrevista en La Nación + hace dos años, el Presidente afirmaba que una de las principales causas de decadencia de la Argentina era la educación pública, porque “se ha convertido en una máquina de generar cerebros marxistas que nos empobrecen”.
Ya hemos mencionado en esta columna que parte del relato de Milei se basa en su posicionamiento global en una “batalla cultural” contra una supuesta infiltración marxista en la educación, el arte y la cultura. En realidad, la operación consiste en usar al marxismo como chivo expiatorio para atacar derechos y conquistas sociales.
Milei contra el comunismo: sus fantasmas y la persecución ideológica
Mediante la instalación de este relato se ataca el avance de consensos progresivos entre amplios sectores, como el “Nunca Más”, los derechos de las mujeres y las diversidades sexuales, para reemplazarlos por una lógica individaulista del “sálvese quién pueda” y destruir todos los lazos de solidaridad entre sectores desfavorecidos.
La universidad pública argentina, emblema
Si hay algo de lo que podemos enorgullecernos a nivel mundial en Argentina es de nuestra educación pública.
Recientemente, la 14° edición de QS, una consultora que mide el desempeño de las universidades alrededor del mundo, evaluó que 9 carreras de la UBA están entre las 100 mejores del mundo. Lenguas modernas, que fue la que escaló más alto en el ranking, obtuvo el puesto 21.
Además, según se lee en la nota de La Nación de la que extrajimos los datos, el 22% del total de carreras de universidades argentinas analizadas ascendieron en el ranking global, mientras que un 43% permanecieron en el mismo rango que en su edición anterior.
Estos datos por sí mismos desmienten el argumento decadentista de quienes sostienen que nuestra educación empeora año a año, pero aún no es suficiente para contrarrestar el veneno libertario que habla de adoctrinamiento.
¿Adoctrinamiento?
El filósofo Ricardo Forster dio su opinión sobre los dichos de Milei acerca del adoctrinamiento en las universidades, lo hizo en el programa Modo Fontevecchia, de Radio Perfil y Net TV. “Cuando nosotros éramos chicos, la educación, luego de sucesivos golpes militares y un manejo ultra conservador, tenía algo de repetición doctrinaria. Sólo se veía una perspectiva, la diversidad no existía, el pluralismo era un valor inexistente en términos educativos en cualquier área, en historia, lengua, o lo que fuere”, rememora Forster.
“Uno podría decir que si hay un logro de lo mejor de las tradiciones de las democracias occidentales es, precisamente, la pluralidad, la diversidad, y ni hablar en el campo de nuestras universidades públicas”, continúa el intelectual.
Forster da en la tecla cuando habla de pluralidad de voces, porque lo hace en contraste a un Gobierno que demoniza toda doctrina u opinión que se opnga a sus ideas liberales, que defenestra a periodistas y busca censurar las críticas.
El adoctrinamiento es precisamente la censura o el sesgo unilateral a la hora de abordar las disciplinas, como se vivió en los oscuros años de la dictadura militar, no la pluralidad y el abordaje crítico desde distintos ángulos que hoy está presente en nuestra educación universitaria.
La Universidad contra Milei
Esta pluralidad, garantizada por la libertad de cátedra y la autonomía universitaria, y otros beneficios como el ingreso irrestricto, son producto de la lucha de un movimiento estudiantil y democrático histórico de nuestro país. La reforma del ’18, los universitarios que protagonizaron, junto a los obreros automotrices, el Cordobazo a fines de los 60, o los que enfrentaron la política neoliberal y privatizaciones del menemismo con López Murphy a la cabeza.
Para avanzar con su ajuste, el Gobierno actual cuenta con la ventaja de haber surgido tras una gran decepción, tanto de la gestión de Alberto Fernández como de Mauricio Macri. En ese marco, entre amplios sectores el rechazo a lo anterior todavía pesa más que la bronca con la situación presente. Sin embargo, la novedad es que cada sector afectado por la motosierra del Gobierno está dando algún tipo de respuesta en las calles.
La universidad no es la excepción, y es por eso que se están realizando todo tipo de actividades, abrazos, clases públicas y charlas que expresan un grado de unidad jamás visto en la comunidad educativa. Gremios docentes, gestiones y movimiento estudiantil están actuando conjuntamente en defensa de la universidad y preparan una enorme movilización para el próximo 23 de abril, a la que incluso la CGT adhiere.
¿Decadentismo?
La rectora de la Universidad del Comahue, Beatriz Gentile, realizó una destacada intervención en el 91° plenario de rectores y rectoras. En su argumentación, sostuvo que, según un estudio, la población universitaria en 1970 era de 24 millones, mientras que la matrícula Universitaria era de 200.000, pero en el año 2013, con una población de 42,5 millones, los universitarios ascendieron a 1,5 millones. Es decir que, en 40 años, la población creció en un 77% y la matrícula Universitaria en 40 años creció en un 750%. “Ninguna sociedad que se pretenda desarrollada o emergente puede mirar esto como un fracaso”, criticó la rectora.
Nadie que esté por el desarrollo del país, nadie que pretenda vender un discurso de que vamos a salir de la decadencia histórica puede ver mal el hecho de que aumenten los estudiantes universitarios. ¿Cómo se pretende desarrollar un país si no es aumentando los niveles de educación y cultura de su sociedad?
Javier Milei es enemigo de la sociedad Argentina como la conocemos, porque quiere destruirla para reorganizarla con una mayor tasa de opresión y explotación. Es enemigo de la cultura y de la universidad pública, porque son elementos que forjaron nuestra identidad de lucha y resistencia.
Esto no es un simulacro, estamos en una situación de inflexión. Este es un ataque histórico de un Gobierno que quiere destruir nuestros derechos y conquistas. No seamos parte de la generación que dejó morir a la universidad pública.