Dos de los menores, que no superaban el año de edad, fallecieron durante la primera semana de enero, pertenecían a las comunidades El Chañar y La Cortada. El tercer fallecimiento se produjo el 9 de enero, es un niño de 5 años de Santa Victoria Este. Los bebés fallecieron, según indicaron desde salud, por mal nutrición y la muerte del niño se está investigando.
La subsecretaria de Medicina Social, Gabriela Dorigato, acompañó el operativo que se realiza en el lugar junto a distintas autoridades provinciales. Sobre el fallecimiento de los niños informó que “no estaban desnutridos ni con bajo peso”, confirmó que la causa de muerte de los dos bebés, un niño y una niña, fue una gastroenteritis.
Dorigato sostuvo que los agentes sanitarios trabajan en cada sector que se les otorga y depende de la vulnerabilidad de las familias para que las visitas sean más frecuentes.
El caso más reciente es el del niño de 5 años fallecido el pasado 9 de enero en Santa
Victoria Este, también departamento de Rivadavia. Pertenecía a la comunidad El Cañaveral, presentaba vómitos y dificultad para respirar, cuando la ambulancia llegó el niño ya se encontraba sin signos vitales.
Desde la gerencia del hospital de Santa Victoria Este informaron que el menor presentaba peso adecuado y calendario de vacunación acorde a la edad y estaba bajo control de agente sanitario. Actualmente se realizan estudios para determinar la causa del fallecimiento.
La subsecretaria de Medicina Social aseguró que desde provincia están trabajando “fuerte” con los niños del norte provincial con la entrega de bolsones a las familias que incluye proteína para una “buena alimentación”.
Sin embargo el dirigente y cacique, Reinaldo Ferreira, negó que desde el gobierno provincial envíen mercadería para las comunidades wichís.”Es mentira lo de los bolsones, ahora capaz recién llevaron, para ellos es fácil, sacan ayuda cuando pasa algo”, contó. El cacique explicó que los bolsones que reciben los envía Nación, pero solo tres veces al año para la gente “muy” carente de recursos y mayores de 60 años.
Mencionó que el hospital parece un centro de salud, solo hay dos médicos que no dan abasto, no tienen insumos y los enfermeros para poder atender se compran sus instrumentales. “En el hospital no hay nada, ni sueros tienen, solo dan 15 números para una zona donde viven más de 15 mil personas”, son 26 comunidades, La Cortada es la que tiene más habitantes.
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En 2015 los habitantes de Morillo se ilusionaban con el nuevo hospital, ya había comenzado la construcción, desde el gobierno supervisaban la obra de aproximadamente 500 m2 y anunciaron que contaba con una inversión de $ 7.288.990. A pesar de ello el hospital se encuentra sin terminar, nunca llegó a un funcionamiento pleno por falta de mobiliario, equipamientos e insumos. Actualmente se encuentra casi abandonado, con mucha maleza y sin luz desde hace 10 días.
Con un hospital nuevo que solo se usa para consultas y uno sin insumos, los enfermos que requieren más atención tienen que ser derivados, lo que se convierte en una tarea imposible en el verano por las lluvias. Indica Ferreira que si un niño se enferma “no hay forma de sacarlo porque los caminos están llenos de barro, no se puede pasar”.
La vida en Rivadavia no solo es dura por las deficiencias en salud, educación y la falta de trabajo. Además algunos de sus habitantes volvieron a la caza y pesca
La vida en Rivadavia no solo es dura por las deficiencias en salud, educación y la falta de trabajo. Además algunos de sus habitantes volvieron a la caza y pesca .
“Acá trabajo no hay, lo que reciben de asignación universal es el único ingreso para toda una familia. Mucha gente para dar de comer a los hijos se está volcando nuevamente al río, a pescar, otros al monte a cazar corzuelas, conejos, pero si gendarmería los agarra los lleva presos. Hay brote nuevamente de desnutrición por falta de comida”, sostuvo el referente wichí que aseguró que hay un niño originario de 3 años que está internado por diarrea. El agua en el norte de Salta siempre estuvo en los pedidos de las comunidades, en Morillo se realizaron 5 pozos, que indica Ferreira, no dieron solución.
“El agua sale color chocolate, tenemos que dejar que salga varias horas para poder utilizarla, nos dijeron que le iban a hacer estudios pero nada pasó, me gustaría que vengan los políticos y se animen a tomar de esa agua”, relató Ferreira.
Sobre el INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas) y el IPPIS (Instituto Provincial de Pueblos Indígenas de Salta ) opinó que son instituciones que no sirven para nada, “no hacen nada por nosotros, hay gente sin casa, sin baño . La ley de salud intercultural no se aplica”.
Ferreira sostuvo que las comunidades originarias piden hablar con las autoridades pero nadie los escucha o se acerca a dialogar con ellos, “no nos dan soluciones, parece que ellos esperan que vayamos, cortemos la ruta y terminemos molestando a la gente que circula”.
Reiteró el pedido de soluciones para las comunidades de Rivadavia, “pedimos al gobierno y a los ministros que vengan aquí que nos expliquen porque estamos pasando por esto”.
Mónica Arroyo